Las grandes empresas nacen de pequeños sueños, de personas que se esmeran por hacer de ellos una realidad. Esta es la historia de Menestral.
Un sueño que comienza con Don Jorge Arenas Oses, hombre amable, cordial y con un gran don de gentes, nacido en Guapota, Santander, quien inicia su trayectoria cervecera en los años 40 de la mano de Don Nicanor Restrepo, paisano suyo, quien para ese entonces laboraba en la planta de Bavaria en Boyacá.
Así, Don Jorge, comienza su trayectoria en los inicios de la planta de Bavaria en Girardot, terminando en la construcción de la planta en la ciudad de Armenia a comienzos de los 50. Allí comenzó realizando labores de tipo administrativo, escalando varias posiciones hasta que llego al corazón de la Industria cervecera como jefe de planta durante los años 50 y 60. En la década de los setenta, ya como experimentado maestro cervecero, asume el proceso del laboratorio de control de calidad de la cervecería.
Tal es la pasión que Don Jorge siembra en su familia que uno de sus hijos, Jorge Arenas Rueda, muy joven aun, ingresa a las filas de la Industria Cervecera una vez culminados sus estudios universitarios. Ambos tuvieron el privilegio de trabajar juntos y compartir todos los secretos que envuelven la cadena de producción, optimización de procesos, control de calidad, embotellado, distribución, etc.
Así, con este sueño compartido con su hijo, Don Jorge padre deja su legado en buenas manos, a mediados de los años setenta.
Luego del cierre de la planta de Armenia, Don Jorge hijo (imagen izq.), traslada todo su conocimiento a la planta de Bavaria, en Techo, Bogotá. Finalmente se retira y se traslada a Armenia, no sin antes haber sembrado esa semilla cervecera en uno de sus hijos, Carlos, quien hace parte de la tercera y actual generación de cerveceros, quien decide perpetuar la pasión de sus antepasados hacia esta bebida que ha deleitado por siglos a millones de paladares.
Pero como en todas las grandes historias, las coincidencias no existen. A Carlos lo acompaña en este sueño Juan, quien también aporta el legado cervecero de su Abuelo Don Jorge Ayarza Ospina (imagen der.), jefe de Ventas por muchos años de la reconocida Cervecería Andina y de su padre, Carlos Gilberto, quien se desempeñó como Ingeniero Químico de la misma Empresa.
Así pues, se unen seis generaciones, todas trabajando por ese pequeño sueño que fue creciendo con el paso del tiempo y que le inició lo que hoy en día es una realidad.
Menestral, elaborada con amor y pasión, con las mejores materias primas y procesos para brindarle a su clientela agradables momentos e inolvidables experiencias.
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